El viernes nos levantamos a media mañana. Sigue el buen tiempo, con fuerte viento del suroeste.
Cerca del mediodía salen Grace y Esti en el botecito de goma para el Paso. Rápidamente desaparecen en la lejanía... y a los 10 minutos los escucho y veo regresar a marcha lenta. Me cuentan, con el rostro un poco pálido y un leve temblor de voz y rodillas (cag... en las patas, bah), que iban tranquilos hasta que de repente un fuerte CRAAAC resonó en el bote, por lo que decidieron volver.
Sacamos el motor, descargamos el bote, lo reviso, doy vuelta, tanteo la quilla, me paro encima, y todo parece ok.
Vuelvo a poner el motor, cargamos tanque, remos, conservardora, inflador, salvavidas y vuelvo a salir con esteban.
Apenas llegamos a donde habia olitas y el fondo del bote se transformó en un flan. Regresamos de nuevo a la playa, sacamos motor, tanque, etc; y desinflamos el bote para desarmarlo.
Al retirar los pisos me encuentro con la desagradable novedad de la quilla partida en dos, por lo que procedimos a dar de baja al noble Omicron del parque náutico de la familia por el que ya pasaron numerosas embarcaciones (el bote de goma del Opa, la Yaguaron, la piragua, el Olaf, la tabla de windsurf, el Omega, el Omicron).
Desinflado y plegado lo arrumbamos en la cubierta hasta ver si valdra la pena arreglarlo.
Con poco hielo, nos resignamos a tomar menos terere hasta ver como solucionabamos la provista sin tener que levantar todo el campamento para ir con el omega hasta el Paso.
A la tarde vino a pasar la noche en la isla un amigo mío con su hijo en lancha (con un hermoso motor de 115 hp). Me lo había encontrado en Don Julián y lo invité hace dos o tres dias.
Armaron su carpa, y nos cruzamos al remanso de las Boguitas, como fue bautizado por los chicos. Pescamos hasta ultima hora, sacando varias bogas los dos varones (esti y el hijo de mi amigo). Mariana tuvo varios piques pero no capturó nada, lo que ya puso de mal humor a la petisa, siempre muy competitiva.
Volvimos al banquito y ya de noche armamos el asado con una ingeniosa parrilla que consiste en un hierrro que se clava en el suelo con un soporte para enganchar una espada de galeto donde pinchamos la carne trozada y la cocinamos al calor del fogón.
Muy práctico por el poco espacio que ocupa una vez desarmada, lo unico dificil es maniobrar la espada cuando esta muy cargada!.
Salio muy rico. Los chicos mientras se dedicaron a la pesca nocturna, iluminados por un fuerte fluorescente conectado a la bateria de la lancha.
Y llegó el momento de la revancha de Mariana, sacó un doradillo de 40 cm, un pacú, que estaba para la parrilla, un salmon y no me acuerdo que más. Estaba muy contenta y restregaba su exito en el rostro de los chicos, que no sacaron casi nada!
Lo pasamos muy bien. Las estrellas son un espectáculo impresionante, con la ayuda de un librito estudiamos las constelaciones mas conocidas y buscamos los planetas visibles. Muy tarde nos acostamos y hasta mañana que programamos un dia de pesca del dorado en la lancha!
lunes, 10 de marzo de 2008
viernes accidentado
Publicado por
El Capitan
en
11:26
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