Ituzaingo, Viernes 22 de abril
Despierta el dia. Los muchachos se preparan para partir, el viento aparece desde el nordeste, un poco timido al principio, un poco mas firme avanzando la mañana. Salimos hacia Punta Ñaro, unos diez km rio abajo para la largada, evitando asi los principales bancos de arena y las piedras de la zona.
Cerca de las diez se arma la partida, hay muchas ganas de navegar!. Largan primero los tres de la serie C, creiamos que alguno queria volver a Ituzaingo, hay que avisarles que ya largaron, mientras el Arigato se aprovecha y toma la delantera! (un poco distraidos los muchachos).
Minutos después se prepara la serie A. Mientras el Tridente se fue a mirar las flores a la costa, el Chera’a y el Arca eligen extremos distintos de la largada, muy parejos, pero los de Noe primerean y toman la delantera. Arriba los spi (spins según Rodrigo “me fumo todo” Simon), aprovechando cada racha, y rozando los veriles, atentos a la ecosonda.
El curso del rio vira al noroeste, hay que orzar. Diego se aprovecha y nos pasa. A ceñir con las genoas. Un empuje con sus barcazas se mete en el juego. El Chera’a queda a sotavento. Derivada al final de la isla Apipe y llegada. El empuje nos lleva a barlovento, tenemos que derivar, trasluchar por su popa en medio de los remolinos y olas de su helice y retomar para entrar en la linea. Llegamos, festejan en el Chera’a.
Empujados por el viento Norte, que aumento un poco mas, arribamos antes de las 3 de la tarde al riacho de Ita Ibate. Nos agarramos a los arboles. El calorcito invita, todos en calzones y al agua gansos! Que sexis!
Nos sacamos un poco el olor a hombre, quedando lindos y perfumaditos, mi capitan aprovecha para sacar un poco los yuyos del jardin de algas que crecio en el fondo del barco, a ver si mañana podemos con el Chera’a. Diego mientras le pone mas carteles a su barco, que es igual al diario del domingo, pura publicidad (y poco contenido!)(Sin enojarse Dieguito!).
Se organizo la ida al pueblo a completar provisiones. Al pasar por el Tridente, lo invitamos (conminamos) a Miguel para organizar una guiseada en el trimaran, a lo que accede, ¿muy contento? de tener a toda la banda a bordo de su generoso barco.
Yo aprovecho para ir a Prefectura, por solicitud de la guardia, para presentar de nuevo los papeles de la lancha (que ya habia presentado en Ituzaingo!). Me recibe muy amable el señor Rodriguez (no se su grado), quien se disculpa en reiteradas ocasiones por las molestias que nos estan ocasionando, pero debe cumplir las ordenes que recibe. Mientras estamos alli, escucho que recibe un (nuevo) llamado de su jefe quien le reitera cual es la documentación que nos debe exigir!. Luego de completar los tramites, charlamos un rato y nos despedimos para pasear un rato por el pueblo.
Volvemos al riacho, los barcos se cruzan a la costa mas protegida del amenazante sur. Ya de noche de un barco se escuchan canticos al mejor estilo de
“la 12”, mientras una bengala ilumina las aguas,:
“los del Arca, son todos p…., los del Arca son todos p…”, pero enseguida recapacitaron, y temiendo severas represalias de parte del barco referido, cambiaron por un mas moderado:
“los del Arca son todos p.., menos Rudy, son todos p…” Aclaremos que Rudy, tripulante del Arca, mide 1.90 mts, pesa 120 kg y es un ex jugador de rugby, lo que explica las modificaciones en las arengas de los maric… del Chera’a.
Con la lancha rejuntamos a todas las tripuletas, y cual embarcación de refugiados abordamos e invadimos al Tridente. Rapidamente nos dividimos tareas, con Cristian “ojo con la pimienta” Cooquet y Miguel “el heladero” Frank en los fuegos, Diego y yo picando cebollas (aunque Diego se iba comiendo la mayor parte), Federico con la carne, y varios mas ayudando, sirviendo bebidas o simplemente molestando.
Se armaron varios menus, saliendo primero una ronda de guiso a la cazadora, para matar el hambre, a continuación una degustación de malfatti de ricota y espinaca con salsa roja, y para los que se quedaron con ganas unos pedacitos de matambrito horneado sobre una cama de cebollitas y remojado en leche, en la olla quedo todavía la cuarta opcion, una cazuelita de pollo que no tuvo cabida en los generalmente insaciables estomagos marineros.
. Un lujo, todo cocinado a bordo, rodeados de salvaje monte ribereño, y con el cielo amenazante de rayos permanentes que iluminaban sureños montes de nubes dando de nuevo un maravilloso espectaculo nocturno. Mientras cenabamos tan opíparamente, nos deleitamos con un concierto de violin y orquetsa a cargo del maravilloso y poco convencional Andre Rieu, que nos emocionó y divirtió en un verdadero show musical.
Ya de madrugada, y luego de lavar platos, ollas y cubiertos (a cargo de Carlos “¿¿habia que traer platos??” la Fuente) nos repartimos de nuevo en la lancha laosiana para dormir mientras empezaba a llover.
miércoles, 25 de mayo de 2011
Posadas Corrientes 2011 quinta parte
Publicado por
El Capitan
en
9:58
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