El Mariano II en el San Rafael
Luego de la gastronómica regata de hoy siguió la singladura a Pilar. El frío aprieta. Entramos en el riacho Tebicuarí, a vela y bordejeando, debido a su angostura fue muy trabajoso recorrerlo con el viento en contra.
Para superar el frío polar hicimos un café con leche con unas gotitas (luego chorrito) del fantástico licor de café de la Oma, buenísimo!!, y continuamos luego con el limoncello, del mismo origen. No se si te da calor, pero del pedalín uno se olvida del clima. Encima Carlitos perdió su gorro de polar en plena regata, por lo que debió ser abandonado. Por suerte yo traje todos los gorros y cuellos de abrigo de mis hijos y pudimos suplir tamaña pérdida. También Bachi sufrió la caída de su gorra con orejeras (estilo Chavo del Ocho), pero fue rescatada, no sin alguna dificultad (ya luego de terminada la competencia).
Recorrimos el riacho San Rafael, acompañados por el Mariano II, con varada incluida en el medio. Como siempre es el paseo más lindo de la travesía, uno se siente un explorador descubriendo el nuevo mundo. Incluso habitualmente vemos una canoa “prehistórica” hecha de un solo tronco ahuecado que algún lugareño utiliza para cruzar el riachito.
Ya cayendo la tarde me recluyo en la cabina para preparar el guisito de lentejas, así comemos ni bien lleguemos a destino. Y ocurre un nuevo accidente, se revienta una botella de Ayudin que se derrama por el piso de la cabina, lo que me obliga a una nueva y esta vez antiséptica limpieza (nunca fregue tanto el piso del omega como esta travesía).
Los chicos aguantan el intenso frío en el cockpit mientras navegamos, ya de noche. Cuando estamos encarando a las luces de Pilar (son como las 9 de la noche) escuchamos gritos que nos llaman desde la oscuridad (debido a la escasez de batería veníamos con la radio apagada). Es el Don Fortu, que se varó hasta la manija en los bancos de arena tan conocidos por el Omega, y asiduamente visitados en casi todas las travesías anteriores. Nos acercamos, levantando la orza, y le tiramos un cabo. A los tirones de motor (a lo Bachi!) lo fuimos sacando de a poco. Gracias a dios el espejo aguantó! (fue uno de los arreglos de mi tan mentado pintor).
Luego del rescate, y sin recibir recompensa alguna, pudimos dirigirnos a puerto. Entramos por el riacho Ñeembucú hasta el club de Pilar, frente al cual fondeamos. Estamos muy cansados.
Cocinando
Terminé de calentar el poderoso guiso de lentejas (tenía más chorizo colorado y panceta que lentejas) mientras entrábamos (está lloviendo adentro del barco, tal es la condensación que se acumula en el techo!!).
Apenas echamos el ancla nos metimos adentro y a comer!. Morfamos a reventar, regado por otro rico vinito. Intenté amenizar la charla, pero es casi imposible hacer conversar a estos muchachos, y menos con el cansancio acumulado en la larga jornada de hoy. Así que nos acostamos apenas se llenaron las pancitas. Yo me quedé un rato más, tratando de ver una peli, pirateada y doblada en gallego (horrible la voz que le pusieron a Sharon Stone), ni la batería del DVD ni mi cerebro aguantaron hasta el final. A dormir!!!
Conversando con Bachi
miércoles, 12 de septiembre de 2007
Lentejas Pilarenses
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El Capitan
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20:30
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Largada a Pilar
Combatiendo el frío
Diana a las 7:00. Otra vez frío y llovizna. Lo despedimos a Atilio, periodista del Diario El Libertador de Corrientes, quien pasó la noche con nosotros (mas precisamente con Carlitos, “abrazaditos los dos”), ya que no tenía donde dormir.
Salimos del “perfumado” puerto de Formosa, desayuno rápido y alistamos el barco.
El viento sur esta más suave que ayer. Salimos bien con el top, pero muy a sotavento de la flota, esto hizo que quedáramos en cuarto lugar, detrás del Clericó, el Yarará, y peleando con el Cosa Nostra. El Ñemotavy dió pelea por un rato, pero en la primer curva del río, quedó atrás.
La regata continuó sin mayores incidentes, en pareja lucha con el Cosa Nostra. Tuvimos muchos problemas para ceñir, el ángulo era muy grande, lo que hacía que rápidamente perdiéramos la poca ventaja que lográbamos en velocidad.
Intentamos por todos los medios mejorar el rendimiento, pero fue inútil, lo único que hicimos fue putear todo el camino. Debido a ello tomamos una sabia decisión, sacamos queso, salamín, y descorchamos un rico malbec Los Haroldos, y a disfrutar!!!!. Total nos habíamos despegado de la flota, y los tres de adelante se volvieron inalcanzables. Con el 4º puesto asegurado nos llenamos la panza y así culminó esta tercera regata, algo impensable en el Omega de años anteriores!!!.
El viento aumentó un poco, por lo que seguimos solo con la mayor. Pilar nos espera.
Almuerzo regatero, vino del pico nomás.
(atenti Gigi, mirá la gorrita)
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El Capitan
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19:17
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