Domingo por la tarde. Los chicos se fueron y me quede en el barco. El despiole es magnanimo! Las cajas y bolsas me rodean, todo cargado a ultimo momento y tal como fueron embaladas hace tres meses, por lo que al abrirlas me encontre con numerosas porquerias que solo ocuparian lugar y peso, como tres esterillas para tomar sol (llenas de arena del banquito!), paletas para jugar en la playa, patitos de hule, patas de rana y snorkel, inflador para botes de goma, machete y hacha, trajes de agua rotos e inservibles, y kilos de cosas rotas, pilas, y mas kilos de tornillos y repuestos que uno siempre tiene por las dudas (aunque hace años que se vienen acumulando). Todo lo que se podia tirar lo junte en una caja, y el resto lo acomode en los rincones mas reconditos del barco. Además de acomodar todo, me dedique a terminar de conectar las luces del tablero y probar las conexiones, incluso pude hacer funcionar el stereo (conectado a un solo parlante apoyado en una colchoneta, escuchando una mezcla de estatica y polca paraguaya de la unica estacion sintonizable sin antena!! Toda la onda y el ritmo!!)
Y asi pase la tarde, sin asomar la nariz, ordenando, atornillando, limpiando, acomodando, desarmando, clasificando, armando de nuevo, moviendo, limpiando, ordenando. Uuuuuiiiipuuuuu.
Mientras tanto el viento norte fue aumentando y me pegaba de costado, por lo que al atardecer sali a cubierta, tire un ancla por popa y acomode la proa para enfrentar al viento. Las olitas ya pasaban por encima de mi muelle de amarra y me movian bastante.
Ya con el barco mejor amarrado, volvi adentro y el despelote seguia casi igual que antes (espero que pasen 10 años mas antes de repetir este laburo!!).
A eso de las nueve (creo, porque estoy sin reloj, y mi estacion de radio pasó de la polca al chamame pero no me dice la hora), procedi a desenvolver un sandwichito de milanesa que generosamente fue donado por los chicos, cene y a la cucha.
Dormi muy mal, ya que me depertaba a cada rato el ulular del viento en el mastil, cada vez parecia mas fuerte, y tenia terror de que se me suelte el barco y terminar entre las piedras de la orilla o contra los pontones de acero amarrados un poco mas abajo, por lo que Sali varias veces a mirar y controlar las amarras. Por suerte no paso nada.
Mañana tengo que despachar el barco, y ¡por fin a Asunción!.
jueves, 30 de agosto de 2007
En solitario
Publicado por
El Capitan
en
23:07
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