La flota a pleno
Agencia Paraway.mum.net
Crónicas de las Regatas del fin de semana en Asunción, Paraguay
El sábado 27 de octubre a las 14 hs comenzaba la Regata C.O.F.A. (Club de Oficiales de la Armada)...
Para estar en tiempo y forma, partimos raudamente al mediodía, hacia la ciudad de Lambaré (a 20 km de nuestro hogar) a enganchar el trailer con el Optimist y la "coach" de Nico (lo nuestro es muy profesional) : cargamos barco, vela, cabos, salvavidas, orza, timón y demás enseres necesarios para el evento.
De allí comenzó el largo periplo que nos llevaría al Club de Oficiales, sito en el extremo opuesto de la bahía de Asunción ( a 30 km de Lambaré)...
Unas empanadas con tereré nos dieron la energía para la larga travesía que nos esperaba...
A medida que nos acercábamos a la costa, el medio ambiente reinante se tornaba cada vez más amenazador y hostil y el camino se convirtió en un pequeño sendero de tierra poceada, pocas veces transitado por vehículos a motor.
Las casas dejaron de ser de ladrillo para convertirse en cobertizos miserables de cartón calcinándose al implacable rayo del sol , que a esas alturas de la siesta estaría bastante más arriba de los 40 grados.
Apenas unos pocos seres humanos estaban en actividad, la mayoría estaba durmiendo la siesta debajo de los aromitos , compartiendo la escasa sombra con gallinas, perros y cerdos (curiosamente había muchísimos).
A medida que mi marido se iba poniendo cada vez más nervioso, los baches eran cada vez más grandes y las perspectivas de llegar, cada vez menores...
Unos cuántos kilómetros más adelante por fin pudimos ver la estructura del Club Mbiguá y todos sentimos alivio.
Cruzamos el predio del club y llegamos por fin al COFA...
Eran casi las 14 hs y por supuesto NADIE estaba poniendo a punto sus barcos.
La regata consistía en dos categorías, unos 7 Pamperos de la Armada Paraguaya (aproximadamente de la Era Paleozoica) , todos repintados de naranja y velas multicolores y 6 Optimist del lago San Bernardino...
Una vez repuestos del golpe de aire hirviendo que sentimos al salir del aire acondicionado, comenzamos a armar el Optimist, previa embadurnada de protector solar.
Como el río está muy bajo, caminamos bastante con todos los pertrechos y el pesado casco hasta la orilla...
Interminables minutos, que se convirtieron en horas nos llevaron armar arboladura, jarcia y velamen (por favor, aprecien los tecnicismos!)...Por suerte nuestra febril (más por el calor que por el entusiasmo) actividad entusiasmó al resto y los milicos empezaron a mover sus humanidades del reparo de la sombra y los mástiles se levantaron por fin!
NO HABíA UNA GOTA DE VIENTO...
Cuando todos los barcos estuvieron armados y la Comisión de Regata estaba por suspender todo por falta de viento, súbitamente aparece de la nada un terrible viento sudeste que empezó a sacudir drizas y a escorar barcos.
La cosa se puso cada vez peor, algunos rayos caían en la lejanía y unas nubes negras que nadie auguraba para ese día se acercaban peligrosamente. Cuando las primeras gotas de lluvia cayeron en la bahía, mi previsor marido (más que feliz con la perspectiva de huir de aquel infierno natural) sabiamente decidió partir con la camioneta: si llovía mucho el camino se volvería intransitable en segundos.
Así que rajó a toda velocidad dejándonos con un termo de tereré y la promesa de buscarnos en el puerto de Asunción cuando todo terminara.
(Una barcaza cruza el río habitualmente a cada hora...).
Los más valientes decidieron probar velas y salieron: aquello era para filmar!!!
Los marinos (todos capitanes y experimentados marinos a motor) salieron a la fuerza cuando el general les dio la orden: no podían dejar de salir cuando los más chiquitos iban a toda vela en los Optimist.
Salir ciñendo al mango sin orza era casi imposible: quedaban tumbados en la orilla!
Los que llegaron un poco más lejos iban dándose vuelta de a uno...La pobre lancha de rescate no sabía qué hacer. No podían volcarlos nuevamente y entonces intentaba arrastrar los barcos al revés: los mástiles y las velas se hicieron añicos!
Más de una orza se perdió para siempre en el río. El general estaba en la orilla dando gritos y mandando a los marinos a bucear para intentar rescatar algo del fondo.
Nico se animó a probar pero volvió con agua hasta las rodillas: el barquito hacía agua con tanta ola y tanta escora.
Finalmente, cuando los destrozos mermaron la flota a menos de un cuarto, la Comisión POR FIN decidió postergar la regata para el día siguiente.
Desarmamos todo, pusimos a resguardo la vela, cargamos todos los bártulos y con los minutos contados nos fuimos al puerto de la barcaza...Apenas unos metros nos faltaban para llegar cuando la maldita barcaza partió ¡debe ser lo único en todo el Paraguay que sale tan puntual!!!
Una hora teníamos por delante en aquel páramo...
Cuando por fin llegamos a la otra orilla, Ricardo nos esperaba bañadito y fresquito...
Un padre disfrutando de las actividades nauticas
lunes, 29 de octubre de 2007
Corresponsalía Asunción - 1era parte
Publicado por
El Capitan
en
22:35
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