martes, 22 de julio de 2008

Copa Mercosur 2008

Primero nobleza obliga: pido disculpas a todos lectores asiduos del blog (a los dos)por mi fiaquita para seguir escribiendo con regularidad. Gracias por su comprensión.
Empiezo el relato de nuestras aventuras internacionales:
Salimos el jueves 17 de julio a las 8:00 de la mañana desde el parque Mitre, con el gomon enganchado y el baúl lleno hasta el tope de bolsos, conservadoras, comida, termos, dos cajas de herramientas, bolsas con cabos, velas, battens, veletas, nafta, etc. etc. en compañía de Juan Carlos y su sobrino quienes llevaban los trailers con los optimist y los lasers.
Previamente a la partida tuvimos varios días de intenso trabajo con la preparación de los barcos, carga de los mismos en los trailers, revisión y conexión de las luces de los trailers, permisos, seguros y demás yerbas (que son muchisimas!). Gran parte del trabajo lo hizo el señor Juan Carlos Silveira, padre de dos eximios regatistas (la Flaca y Euge), con el aporte equivalente del Instructor Jorge Ruso Lopez y la colaboración del resto del equipo.
Con el tanque lleno, el Canasto de Grace rebosando de sandwiches, galletitas, mates y tereres, partimos con el espíritu alegre hacia Brasil. Nos esperaba un largo trayecto de mas de 600 km, gran parte por las sierras misioneras.
Sin gran novedad transcurrió el viaje, con muy buen tiempo, calorcito y un fuerte viento norte que molestaba un poco a los trailers mas grandes, con algunas paradas para cargar nafta, calibrar ruedas y revisar aceites.
Hacia las cinco de la tarde, cuando llegamos a la Frontera con Brasil, felices de estar a minutos de nuestro destino, empezó la Gran Aventura.


Luego de una fila de 5 o 6 autos llegó nuestro turno frente a la ventanilla de migraciones. Con tranquilidad le entrego los documentos de la familia y las partidas de nacimiento de los chicos al funcionario de turno. Este los empieza a hojear, los revisa, les da la vuelta varias veces, por lo que empiezo a vislumbrar dificultades.
Con un ligero temblor pregunto si esta todo bien. El hombre me dice que no podemos pasar, porque las copias de las partidas de nacimiento no están autenticadas. Amablemente le explico que con estos mismos papeles he cruzado a Paraguay y Brasil muchas veces y es la primera vez que me hacen problemas. Luego de un breve intercambio me hace salir de la fila para hablar con un supervisor.
Nos corrimos a un costado con auto y trailer, y esperamos en una "tensa calma", bajo la atenta vigilancia de un gendarme. Luego de unos 15 o 20 minutos el gendarme me dice que retornemos a la Argentina porque no nos autorizan la salida del país.
Me niego a volver hasta hablar personalmente con un supervisor, por lo que me dirijo a la oficina principal. Allí me hacen esperar otros 20 minutos, hasta que se digna a aparecer el señor Neumann, uno de los supervisores de turno.
Le explico la situación, con los nervios a flor de piel, y un no tan ligero temblor en mi voz.
Se mantiene en la firme postura de funcionario cumplidor de los reglamentos, le imploro, le ruego, le lloro por su Gracioso Perdón Real por cometer la imperdonable tropelía de tratar de pasar con mis propios hijos con una simple fotocopia de la partida de nacimiento. El hombre es duro de roer. Le presento argumentos de irrebatible lógica, lo invito a que charle con los niños para comprobar con unas simples preguntas si están siendo SECUESTRADOS, es más, con solo mirarles la cara se dará cuenta que son carne de mi carne!.
Consigo ablandarlo un poco, toma mis papeles, y se recluye en su oficina.
Luego de otros interminables minutos (ya no se cuantos), sale de nuevo. Con una casi imperceptible sonrisa victoriosa me dice que lo de las fotocopias me lo puede dejar pasar, pero como el DNI de Mariana no tiene la actualización de los 8 años no me permite la salida. Jaque Mate.
Con el animo abatido intento nuevamente ganarme la piedad del Magnánimo Señor de los Cielos de Los Funcionarios Todopoderosos, pero mis tímidos últimos intentos no consiguen su Benevolencia. Me condena al Purgatorio del Registro Civil, donde debo conseguir la actualización del DNI so pena de descender a los infiernos y nunca poder cruzar la frontera. Por lo menos, y en un gesto de su infinita Magnificiencia, me pone un sello y una firma a las fotocopias, con lo que, me asegura, podré cruzar si soluciono lo del documento.
Derrotado vuelvo al auto, donde comunico las malas nuevas a la familia, lo que provoca el desánimo general, y Mariana prorrumpe en un desconsolado llanto, ya que se sentía culpable de toda la situación porque era suyo el DNI observado!.
Lentamente damos la vuelta, ya de noche, y con lágrimas en los ojos nos dirigimos a Puerto Iguazú, donde tenemos que conseguir alojamiento para pasar la noche.
Continuará....

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